29 septiembre

Día 1 Los Orígenes de las Semillas


Las semillas representan uno de los avances evolutivos más importantes en la historia de la Tierra. Desde su aparición hace cientos de millones de años hasta su domesticación por el ser humano hace 10,000 años, las semillas han sido protagonistas silenciosas de la vida en nuestro planeta.

El nacimiento de la vida vegetal: evolución de las semillas

Hace aproximadamente 468 millones de años, durante el período Ordovícico, las primeras plantas terrestres colonizaron la superficie emergida de la Tierra. Estas plantas primitivas, como los musgos y hepáticas, se reproducían únicamente mediante esporas: células reproductivas simples que dependían de la humedad para germinar y desarrollarse.

Sin embargo, las plantas con semillas más antiguas fueron las gimnospermas, que surgieron durante el período Devónico tardío, hace entre 416 y 358 millones de años. Las gimnospermas (del griego gymnos, "desnudo", y sperma, "semilla") producen semillas no encerradas en frutos, como los pinos, abetos y cícadas actuales.

El fósil más antiguo: Runcaria heinzelinii

La semilla más antigua conocida es un fósil encontrado en Bélgica, llamado Runcaria heinzelinii, datado en aproximadamente 385 millones de años. Este descubrimiento nos ayuda a comprender cómo evolucionó este mecanismo de supervivencia vegetal: las semillas ofrecían protección al embrión, reservas nutritivas y capacidad de dispersión, ventajas cruciales para colonizar ambientes terrestres diversos.

Durante el período Carbonífero (359 a 299 millones de años), los helechos con semilla (pteridospermas) desarrollaron óvulos que nacían en cúpulas protectoras, un paso evolutivo intermedio entre las esporas y las semillas modernas. Estas estructuras permitieron a las plantas reproducirse sin depender del agua libre, abriendo la puerta a la colonización de ambientes más secos.

Evolución de las semillas desde el Devónico hasta la domesticación humana
Línea temporal de la evolución de las semillas. Crédito: RBFried.

La Revolución Neolítica: cuando el humano domesticó las semillas

El verdadero cambio para la humanidad comenzó hace unos 10,000 años durante el Neolítico, cuando las primeras sociedades agrícolas emergieron en distintas regiones del mundo. Este momento marcó el inicio de la domesticación de plantas mediante la selección artificial, un proceso en el que los humanos eligieron y propagaron plantas con características deseables.

Centros de domesticación agrícola

La domesticación de plantas no ocurrió en un solo lugar, sino de forma paralela en varios centros de origen agrícola:

  • Creciente Fértil (Oriente Próximo): trigo (Triticum), cebada (Hordeum vulgare), lentejas (Lens culinaris), guisantes. Hace ~10,000 años.
  • Asia Oriental (China): arroz (Oryza sativa), mijo, soja (Glycine max). Hace ~9,000 años.
  • Mesoamérica (México y Centroamérica): maíz (Zea mays), frijol (Phaseolus), calabaza (Cucurbita), chile. Hace ~9,000-7,000 años.
  • Andes (Sudamérica): papa (Solanum tuberosum), quinoa (Chenopodium quinoa), amaranto. Hace ~8,000 años.
  • África subsahariana: sorgo (Sorghum bicolor), mijo africano, ñame. Hace ~5,000 años.
  • Nueva Guinea: taro, ñame, banano. Hace ~7,000 años.

El proceso de selección artificial

Los primeros agricultores seleccionaron y sembraron semillas de las plantas más productivas, lo que condujo a la domesticación de especies fundamentales. Este proceso de selección artificial fue la primera forma de intervención humana en la evolución vegetal, favoreciendo características como:

  • Mayor tamaño de semilla: granos más grandes y nutritivos.
  • Facilidad de recolección: espigas que no se dispersan espontáneamente (síndrome de domesticación).
  • Resistencia a enfermedades: plantas más robustas y productivas.
  • Adaptación a condiciones locales: tolerancia a sequía, frío, suelos pobres.
  • Sabor y textura mejorados: reducción de compuestos amargos o tóxicos.

El impacto civilizatorio de las semillas

Las semillas fueron uno de los grandes factores para que la humanidad cambiara su estilo de vida, abriendo paso a nuevas tradiciones, gastronomía, salud, nutrición y formas de vivienda. La agricultura estableció las zonas donde habitar, siempre cerca de fuentes de agua dulce para que las semillas pudieran germinar y prosperar.

Esta transformación no solo cambió la alimentación humana, sino que sentó las bases para el desarrollo de civilizaciones complejas:

  • Sedentarismo: las comunidades dejaron de ser nómadas y se establecieron en aldeas permanentes.
  • Crecimiento poblacional: la producción de alimentos permitió sostener poblaciones más grandes.
  • Especialización laboral: no todos necesitaban dedicarse a la producción de alimentos, surgiendo artesanos, comerciantes, sacerdotes.
  • Desarrollo tecnológico: herramientas agrícolas, sistemas de riego, almacenamiento de granos.
  • Estructuras sociales complejas: jerarquías, gobiernos, religiones organizadas.

Legado evolutivo y cultural

Desde su aparición hace cientos de millones de años hasta su domesticación hace 10,000 años, las semillas han sido protagonistas silenciosas de la vida en nuestro planeta. Hoy, la diversidad de semillas cultivadas y silvestres representa un patrimonio genético invaluable que debemos conservar para enfrentar los desafíos del cambio climático y la seguridad alimentaria.

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Sobre el autor

Josito — Igualada (Barcelona). Escribo sobre medioambiente, agricultura sostenible, historia natural y evolución. Si quieres charlar o proponer temas, visita la página de Contacto.

Publicación original: 29 septiembre 2025 · Última actualización: 06 noviembre 2025

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