La visita de Franco a Igualada en 1942: historia, contexto y memoria local
Contexto histórico
La visita del dictador Francisco Franco a Igualada tuvo lugar el 25 de enero de 1942, en plena posguerra y poco después del tercer aniversario del fin de la Guerra Civil. Cataluña vivía un proceso de integración forzosa dentro del régimen franquista, y estos desplazamientos oficiales buscaban mostrar unidad, disciplina y adhesión popular. La documentación del Arxiu Comarcal de l’Anoia recoge fotografías y actas municipales que permiten reconstruir aquellos preparativos.
Preparativos y decoración
Arcos triunfales y banderas

La ciudad instaló arcos triunfales a la entrada y en la Rambla de Carlos VII, ambos con el escudo nacional y consignas como «¡Franco! ¡Franco! ¡Franco! Arriba España!». En el balcón del Ayuntamiento ondeaban la bandera española, la del Movimiento Nacional y varias enseñas gremiales, destacando la de San Antoni Abad, patrón de Igualada. Las fachadas se llenaron de carteles y banderas para recibir al Caudillo con un aspecto festivo.
Retratos y alumbrado especial

Un gran retrato pintado de Franco presidía el final de la Rambla. Las farolas lucían banderolas con los colores nacionales y guirnaldas que iluminaban el recorrido previsto. El objetivo era transmitir una imagen de adhesión popular al régimen en un momento de fuerte represión y escasez.
Recorrido de la visita
Llegada oficial

El convoy llegó a Igualada hacia las 19:05 horas. Franco iba acompañado de Carmen Polo y de altos cargos civiles y militares. A su llegada al Ayuntamiento, el alcalde Francisco Matosas y el jefe local del Movimiento, Jaime Murt, lo recibieron oficialmente. La Banda Municipal interpretó el Himno Nacional mientras la multitud coreaba «¡Viva España!» y «¡Viva Franco!».
Honores y despedida
El paso por la Rambla provocó lo que la prensa franquista describió como una «formidable explosión de entusiasmo». Al final del recorrido, Franco recibió tres medallas de oro del Sant Crist d’Igualada, entregadas por el responsable local de Falange. Tras ello, regresó al coche y marchó hacia Montserrat. La duración total de la estancia fue de apenas diez minutos.
Impacto local
Cobertura mediática
La prensa del régimen, especialmente el semanario Igualada, relató el acto con un tono de fervor: «Igualada, avanzada de Cataluña en el homenaje de gratitud, disciplina y entusiasmo tributado al Caudillo». Según esta publicación, «todo el mundo se echó a la calle, deseoso de ver de cerca al hombre que durante treinta meses encarnó el afán y la esperanza de todos los igualadinos de buena voluntad». Estos textos muestran la intención propagandística del evento.
Una segunda visita en 1947
Franco pasó de nuevo por Igualada el 31 de mayo de 1947. La ciudad preparó otra vez arcos, alfombras de flores y decoración a gran escala. Sin embargo, esta vez el dictador no descendió del vehículo, por lo que no hubo acto público ni saludo oficial. La de 1942 sigue siendo la única ocasión en la que Franco tuvo contacto directo con la ciudadanía local.
Memoria y legado
Hoy en día, la visita de Franco forma parte de la memoria histórica del municipio. Gracias al Arxiu Comarcal de l’Anoia y al trabajo de historiadores, se conservan fotografías y documentos, como las imágenes de Procopi Llucià, fotógrafo municipal. El portal La Veu de l’Anoia ha recuperado recientemente estos materiales, permitiendo a los lectores conocer en detalle cómo fue aquel breve pero significativo episodio de la historia local.
Conclusión
La visita de Franco a Igualada en 1942 constituye un ejemplo de cómo el régimen franquista proyectó su imagen en Cataluña y cómo las ciudades se mostraban ante el poder. Un acto breve, intensamente preparado y profundamente marcado por su contexto político, que hoy podemos reinterpretar desde una perspectiva histórica y documental.

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